jardin : Alpinia zerumbet

Alpinia zerumbet

Nombre común: Azucena de porcelana - Alpinia speciosa

Las Alpinias es un género de plantas rizomatosas que abarca más de 200 especies procedentes de los climas tropicales y subtropicales de Asia como China , Japón o Tailandia. Pertenecen a la familia Zingiberaceae. Pueden alcanzar fácilmente los 3

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metros de altura, tienen tendencia a desarrollarse a lo ancho.
De crecimiento vertical se trata de una siempre-verde de fácil cultivo y habitualmente muy común en los jardines de regiones con temperaturas cálidas donde forma grandes matas abiertas. En zonas de climas templados puede permanecer sin ningún problema en el exterior durante todo el año.
Esta planta es óptima para su cultivo: dispuesta tanto en el suelo de jardín como en una maceta. Si se pretende situar en interior habrá que aportarle una muy elevada cantidad de luz, en caso contrario crecerá con bastante dificultad.
Se cultiva fundamentalmente por sus alargadas hojas en forma de lanza con un magnífico brillo natural que crecen sobre fuertes y gruesos tallos.
Las extraordinarias y ornamentales hojas gozan de un gran tamaño y se pueden encontrar en su totalidad en color verde profundo o variegadas. Estas últimas son mucho más decorativas que las verdes, debido a las grandes manchas irregulares en color amarillo-cremoso las hace muy llamativas.
Requiere que se le mantenga con cierto grado de humedad ambiental durante todo el año para su buen desarrollo, especialmente en los meses de verano. En esta época de mayor calor es muy beneficioso para la Alpinia humedecer con regularidad toda la planta con agua; mejor con un difusor, así ocasionará a su vez humedad en el entorno del ejemplar. No se debe permitir que el sustrato se seque por completo, la falta de humedad en el compost y a su alrededor puede secar las puntas de las hojas, dándole un antiestético aspecto a la planta. Precisa una tierra rica, bien drenada y fértil que se debe abonar cada dos semanas c

uando la planta esté en pleno crecimiento.
Desde mediados de la primavera hasta mediados del verano produce una vistosa floración que disfruta de un agradable perfume. Las flores de aspecto ceroso tienen forma tubular, son de color blanco-rosado con la garganta amarillo y anaranjado; cuelgan en racimos de los extremos de tallos que también poseen hojas. No suelen florecer hasta que los ejemplares tienen ya varios años.
Si la Alpinia comienza a tener una altura importante es necesario colocarle unas guías o tutores de caña o bambú para que permanezca erguida, las guías protegerá también a la planta ante el peligro del fuerte viento que pueda quebrar sus tallos.
La Alpinia se adapta a diferentes condiciones de emplazamientos, pero la ubicación perfecta es a pleno sol siempre que no le falte humedad en su entorno, o bien en semi-sombra e incluso sombra total. Cuanto mayor sea la cantidad de claridad o de horas de sol que la planta reciba, más riqueza de tonalidades tendrá el matizado de las hojas.
Genera unos frutos de color rojo, con forma globosa similares a farolillos con una gran abundancia de semillas en su interior.
Produce gruesos rizomas carnosos que son los que se utilizan dividiéndolos en su propagación, también se multiplica por medio de la división de la mata en primavera u otoño.