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El sexo después de la maternidad
Ya estamos en casa con nuestro pequeño, por fin, parece mentira que esté en nuestros brazos... ahora todo gira en torno a esta pequeña parte de nosotros. Podemos sentir un inmenso amor, pero también muchas dudas, miedo a no saber cuidarlo, a ser una buena madre, etc. La maternidad cambiará nuestras vidas, todo va a ser diferente a partir de la llegada de un hijo, también el sexo y la relación con nuestra pareja.

Este aspecto, la relación con la pareja, es algo que me ha preocupado mucho desde que nació mi hijo. Y dentro de la relación en general, el sexo en concreto, que yo considero uno de los varios pilares en los que debe asentarse la pareja. Me animo a escribir este texto para contar parte de mi experiencia y mi vivencia sobre el tema de la sexualidad después de la maternidad, quizás a alguien le pueda ayudar en este tema que queda un poco silenciado y olvidado tras la experiencia de ser madre.

No me considero ninguna experta en el tema, ni mucho menos, pero creo que con lo que voy a escribir a continuación puedo dar consuelo y un poco de ayuda a alguna reciente mamá. Me encantaría que así fuera.



Tras el parto, nuestro cuerpo debe volver a la normalidad. El embarazo y el parto son procesos naturales a los que el cuerpo de la mujer se adapta durante los nueve meses de embarazo y durante las horas que dure el parto. ¿Y cuantas horas dura el parto? Por lo general las que el cuerpo necesita, la naturaleza es sabia y los partos, al menos los que se desarrollan sin complicaciones y de un modo normal, duran las horas que el cuerpo de la mujer necesita para dilatarse y amoldarse a la salida del bebé y la placenta después. De ahí que cada vez esté más en desuso la práctica de inyectar oxitocina sintética a las parturientas, que acelera el proceso del parto, algo que puede llegar a ser muy perjudicial para la mujer (aunque en ocasiones sea beneficioso para el bebé, algo que deberá estudiar el médico que atienda el parto).

El proceso natural del parto puede verse modificado por la intervención de los profesionales que nos atiendan, léase uso de episiotomía (corte en la zona del perineo) forceps, ventosas, espátulas, maniobras de Kristeller, y un largo etcétera de prácticas que la OMS desaconseja usar de forma habitual (como se hace en muchos hospitales con la episiotomía, cuyo uso normal debería estar en un 20% y en algunos centros supera el 90%).

Con esta introducción sobre el parto quiero llegar al estado de la mujer tras el mismo, tanto físico como psicológico. Es normal que en los días siguientes al parto nos sintamos agotadas, con una mezcla de euforia y cansancio, que variará dependiendo de cómo haya ido el parto y el puerperio, de lo tranquilo o llorón que sea nuestro pequeño, de la ayuda o la zancadilla que recibamos de nuestra pareja y familiares.

En general, después del parto, la apetencia por el sexo es poca, al menos en las primeras semanas y especialmente si has sufrido una episiotomía o has tenido un parto instrumental (uso de forceps, ventosas, etc.). La famosa cuarentena pasará y, en muchos casos, seguirás sin estar receptiva para el sexo. No siempre es así y muchas mujeres reanudan sus relaciones a las pocas semanas del parto. Conozco a una mujer que tuvo a su niña en casa, sin episiotomía y tan sólo con un punto por un pequeño desgarro que, a las dos semanas, reanudó sus relaciones sexuales. Y no es un caso aislado.

Como digo, tras esas primeras semanas en las que posiblemente sigues recuperándote de los puntos de la episiotomía o de la cesárea (ahí la recuperación de los órganos sexuales será más rápida, pero no lo será la del cuerpo en general de la mujer, ya que ha sufrido una operación quirúrgica), tu cuerpo aún está en proceso de volver a ser como antes del embarazo, o casi. Y de tu mente qué decir. Hay muchas mujeres que viven esta primera fase de la maternidad de una manera tranquila, relajada y sosegada, especialmente si no son madres primerizas, pero muchas otras viven incluso depresiones postparto, más comunes de lo que pensamos.

Con ello, el cuerpo, y la mente, no suelen estar para muchas fiestas. Otros elementos que influyen en ello, aunque no me quiero extender demasiado, son la ayuda de la pareja, que no debe llamarse ayuda, sino responsabilidad, ya que es padre como tú madre y debe implicarse en las tareas del cuidado del bebé o de la casa tanto como pueda e incluso más. Aquí cada uno debe saber cómo hacer partícipe a su pareja, cuál es el rol que tienen establecido en su convivencia y cómo quieren distribuir el cuidado de la casa y de los hijos. No entro en este tema tan personal pero creo que debería ser una distribución equitativa y siempre dentro de las posibilidades de cada miembro de la pareja. Evidentemente, una mujer con una pareja responsable, que se preocupe de la casa y del cuidado del niño todo lo que pueda y sepa (o ponga intenciones de aprender si no sabe, que a esto se aprende, como a todo), se sentirá mucho mejor que otra en la situación contraria. Y su recuperación también será más rápida.

La ayuda de la familia o de los amigos también hay que tenerla en cuenta, no es cuestión de que invadan nuestra casa ni nuestra vida, pero un poquito de ayuda siempre vienen bien.

Después de esas primeras semanas de adaptación al bebé, a nuestro nuevo rol como padres, de recuperación del cuerpo, puede que nuestro apetito sexual mejore. También puede ser que tarde algo más, no pasa nada, cada uno tenemos un ritmo.

Algo muy importante en este tema es la comunicación con la pareja, en este tema y en cualquiera relacionado con la convivencia, desde luego, pero ahora se hace imprescindible una buena comunicación. Hablar sobre nuestros sentimientos, los de la pareja, sobre las sensaciones que el sexo despierta ahora en nosotros o sobre cómo se encuentra nuestro cuerpo es básico para que el tema sexo funcione tras el parto, sobre todo cuando las relaciones tardan en retomarse.

Cuando nuestro cuerpo se recupera del parto no siempre coincide que también hayamos recuperado nuestra silueta (a veces ya no la recuperamos nunca, pero eso es otro tema). Hay muchas mujeres que no acumulan peso y quedan bastante estupendas, pero la barriguilla fofa nos queda a todas, el pecho algo diferente, sobre todo si alimentas a tu hijo con lactancia materna, alguna estría, etc. Esto nos puede hacer sentir inseguras, feas, no deseables a los ojos de nuestra pareja. Seguramente nuestra pareja no piense nada de lo que nosotras creemos, pero eso es otro lastre a la hora de reanudar las relaciones con éxito.

En ocasiones, la recuperación del cuerpo no es como debería, quedan secuelas debido a malas episiotomías, al uso de instrumental, etc. En esos casos hay que acudir a un especialista cuanto antes para valorar la posibilidad de algún tipo de intervención para solucionar el problema. Si se da el caso y nuestra matrona o médico no lo observa en las revisiones tras el parto hay que comentarlo cuanto antes.

Pueden surgir otros problemas físicos, como las molestias por la cicatriz de la episiotomía (aunque esté bien curada) que “parece doler” durante unos meses, cierta sequedad vaginal, etc. Estos problemas pueden resolverse, y deben, con lubricantes, con paciencia en las relaciones sexuales, con prácticas no coitales durante un tiempo hasta la plena recuperación, etc. Las posibilidades son muchas y si no se conocen es bueno acudir a especialistas e incluso a sexólogos, no pasa nada por ello, ni tiene que dar vergüenza, al contrario, debemos sentirnos orgullosos de querer recuperar una vida sexual plena.

A pesar de que todos estos problemas físicos y psíquicos se van superando, la llegada de un miembro más a la familia hace que (no en todos los casos, no generalizo, sólo hablo de mujeres que puedan tener este problema) la mayor parte de los días terminemos cansadas, agotadas, nos quedemos dormidas en el sofá y en lo último que pensemos sea en el sexo.

Para que esto no se repita durante días, semanas e incluso meses y podamos mantener una buena vida sexual hay unas estrategias que podemos aplicar.

En primer lugar el sexo tiene que estar presente en nuestra vida. Si estamos un mes sin tener relaciones sexuales tenemos muchas posibilidades de que pase otro mes de “sequía”, el sexo parece que ya no importa, y no es así. Habrá días en los que tengamos pocas ganas, pero está bien comenzar una relación, aunque no se finalice o no haya coito, pueden ser caricias, sexo oral, etc. Al final tendremos una recompensa placentera y probablemente queramos repetir a los pocos días; así no olvidamos la importancia del sexo ni nos pasamos meses sin tener relaciones. Es una manera de mantener viva esa famosa llama de la pasión, que igual con los años, con las preocupaciones, con los quehaceres, se ha ido apagando. Aunque en ocasiones tengas que obligarte un poco no pasa nada. No hablo de obligación como algo negativo, sino como ayuda para que el sexo no sea cada día menos atrayente.

Para ayudarnos en la tarea de recuperación de nuestro cuerpo y de disfrute de las relaciones hay unos ejercicios que muchos conoceréis, los ejercicios de Kegel, que pueden practicar tanto hombres como mujeres, y que nos servirán para tonificar los músculos pélvicos, para mejorar la posible incontinencia urinaria que podemos padecer después del parto y para hacer más placenteras las relaciones sexuales. Probad sino a contraer los músculos pélvicos (se consigue haciendo presión como si retuvieses la orina) en el coito.

Además de estas técnicas naturales también podemos ayudarnos de los lubricantes que ya he mencionado. Combatirán la sequedad vaginal que podemos padecer después del parto o como consecuencia del uso de algunos anticonceptivos.

Hablando de anticonceptivos, usad un método fiable si no queréis quedaros embarazadas antes de lo que teníais previsto y es saludable para la mujer. En la cuarentena os podéis quedar embarazadas, durante la lactancia materna también, hay menos posibilidades pero las hay. Durante la lactancia lo más recomendable es el preservativo o el DIU, ya que los anticonceptivos hormonales se desaconsejan porque pueden pasar a la leche materna y de ahí al bebé. Hay píldoras con bajo contenido en hormonas pero no todos los ginecólogos las recomiendan por ser menos efectivas o porque pueden producir desarreglos. Si no dais el pecho ya sabéis que tenéis múltiples opciones, píldora, parches, anillo vaginal, etc. Sobre el anillo una pequeña anotación, ya que he leído en alguna opinión en Ciao! (escrita por hombres, qué casualidad) que no se puede usar si has dado a luz. Es totalmente falso, cada mujer podrá o no usarlo por determinadas circunstancias que su ginecólogo tendrá que valorar, pero el haber tenido un hijo no te condiciona para no poder usar el anillo vaginal. Somos muchas las madres que lo usamos y con un resultado realmente bueno.

Aclarado el tema anticonceptivos sigo con algunos consejos. La monotonía es una gran barrera para el sexo, así como la rutina y el estrés. Todos estos elementos pueden confluir especialmente si eres mamá, ama de casa y muchas veces también trabajadora. Para ello no está demás recurrir a las fantasías sexuales, que no tiene porqué hacerse realidad, sólo estimular nuestra mente mientras estamos practicando el sexo con nuestra pareja. Podemos compartirlas o no, todo depende de nosotros, mientras nos enriquezcan y hagan que disfrutemos más de las relaciones, son buenas siempre. Para tener deseo sexual hay que pensar en el sexo y las fantasías nos pueden ayudar y mucho.

Otros elementos que pueden ayudarnos a reactivar nuestra vida sexual son los objetos eróticos o sexuales, las cremas, los anillos vibradores, los vibradores, las bolas chinas, etc. Todo depende de nuestra imaginación y las ganas que tengamos, tanto nosotras mismas como nuestra pareja de innovar, de probar nuevas cosas, de romper con la rutina, etc.

Un buen ejercicio para poner nuestra mente en “modo sexo” es el placereado. No sé si mucha gente lo conoce, a mi me lo enseñó una psicóloga especializada en terapias sexuales. Se trata de un juego-ejercicio para erotizar nuestro cuerpo. Para ello necesitamos tiempo y tranquilidad, así que es buena idea recurrir a la ayuda de familiares o amigos que puedan sacar de paseo un rato a nuestros retoños o, si no tenemos esa opción, realizarlo por la noche, en una franja horaria en la que no estemos demasiado cansados y nuestro bebé tenga unas horas de sueño que normalmente no se interrumpen. Ante todo es necesario que no pensemos en otras cosas: trabajo, niño, casa, etc.

Es una actividad que debe planearse, con un día y una hora a la semana o si se puede con más frecuencia mejor. Hay que cuidar el ambiente de la habitación en la que se realiza: la luz, la temperatura, adecuadas a los gustos de la pareja, que no haya ruidos ni molestias (móviles por ejemplo), se pueden usar velas, incienso si gusta a la pareja, música (a ser posible instrumental para que no nos distraiga).

Hay que poner la mente en modo erótico, en modo sexo, centrarse en la actividad y volverse un tanto egoísta. Vamos a buscar nuestro propio placer, con las caricias y con todos los elementos que se nos ocurran, pero buscando nuestro disfrute; luego nuestra pareja buscará el suyo. Sin embargo, ambos disfrutaremos seguramente en todo momento, no tengáis miedo.

Hay que acariciar y ser acariciados, por turnos, en silencio. Primero será uno el acariciado tumbándose en la cama y dejándose hacer, con los ojos cerrados y relajado. El que acaricia buscará con sus caricias su propio placer (pero también conseguirá el placer de la pareja). Puede cerrar los ojos o dejarlos abiertos si ello le produce más placer. Se puede comenzar tumbado boca abajo y luego boca arriba, acordando una señal para hacer el cambio. También hay que acordar una señal para cuando alguna caricia no gusta o algún miembro de la pareja se siente incómodo. Eso hay que respetarlo siempre.

Cuando se considere oportuno (no hay que mirar el reloj) los papeles se invierten y continúa el juego. Más o menos se dedicará un tiempo parecido a cada rol (acariciar y ser acariciado) pero no hay que medirlo con exactitud, sólo dejarse llevar. El ejercicio puede terminar o no en una relación sexual con coito (en sí ya es una relación sexual o más bien una relación erótica).

Al terminar se puede, y conviene, hablar sobre el ejercicio, si nos ha gustado, si queremos repetirlo en otra ocasión, cambiar algo, introducir algún elemento (por ejemplo aceite para masajes), etc. Como siempre, la comunicación es fundamental.

Aún realizando ejercicios de este tipo, dialogando, etc. podemos seguir teniendo problemas con el sexo tras la maternidad: dolor, rechazo, inapetencia, DSI (deseo sexual inhibido)... Si esto ocurre y no podemos solucionarlo junto a nuestra pareja es bueno acudir a un especialista, un psicólogo especializado en terapia sexual o un sexólogo, hay muchos y muy profesionales y pueden resolver nuestros problemas y hacer que recuperemos nuestra vida sexual y que ésta sea plena.

Espero que, a pesar de que ha quedado un poco largo, sea entretenido de leer y sobre todo que sirva de ayuda a mamás que se encuentren en esta situación y no sepan cómo solucionarlo. No sé si me dejo algo en el tintero... si es así (me acuerdo o me recordáis algo importante en los comentarios) volveré a editar y completar. Un saludo.



El sexo después de la maternidad

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