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Visera de baño Farlin
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Se supone que el momento baño tiene que ser un momento guay en el día. Se supone. Hasta hace bien poco lo era. Mi hija tenía cuatro pelos mal puestos en la cabeza que lavábamos como podíamos y disfrutábamos mucho del ratito en la bañera. Jugaba con sus muñecos, salpicaba, se comía la esponja, vamos, lo típico. Pero ¡ay! De repente, empezaron a crecerle unos estupendos rizos y claro lo del lavado del gato pasó a mejor vida. Hay que enjabonarle el pelo en condiciones, aclararle como dios manda y cuando sale de la bañera secarle con el secador, ese instrumento del diablo.

Esto ha hecho que de momento idílico nada. Los lloros y gritos que profiere se oigan hasta en el octavo y eso que vivimos bastante más abajo. En cuanto me acerco a la ducha para proceder a aclararle el cabello se pone en pie como si tuviera un resorte en el trasero y comienza a gemir como si la estuvieran matando. Lo había intentando absolutamente todo. Para mí no es plato de gusto ver a mi hija congestionada y con cara de auténtico pánico ante ese momento. La recomendación general es que deben acostumbrarse a meter la cabeza debajo del agua, a que les caiga el agua en los ojos y sumergirla, pero qué queréis que os diga, yo no puedo verla así, sufriendo tantísimo y pasándolo tan mal gratuitamente. Me parece de una crueldad innecesaria. Ya lo aprenderá más tarde. Razoné con ella. Le expliqué que es mejor que se siente y que eche la cabeza para atrás porque si lo hace es más improbable que le caiga el agua en los ojos. Pero es muy difícil hacerlo con una niña de 16 meses en pleno ataque de pánico. No me escucha. Se levanta de todos modos. Intenté que lo viera. Llamé a mi marido y vestida y todo me senté en el borde de la ducha y me eché agua con la alcachofa para que viera que no pasaba nada. Se calmó un poco pero no parecía muy convencida. Y a la siguiente vez más de lo mismo.



Estaba completamente desesperada. Lo comenté con mi madre que nada más decírselo se echó a reír me dijo “hija… eso es genético. A ti te pasaba lo mismo”. ¡Pues vaya un consuelo! El caso es que me dijo que ya en mis tiempos había una especie de viseras que se les ponían a los niños para evitar que les cayera el agua en los ojos y que al parecer eran bastante efectivas. Me puse a buscarlas, como aquel que busca El Dorado.

Nunca mejor dicho. ¡Qué tremendo! ¡Menuda odisea! Dar con esto ha sido de las cosas más complicadas de puericultura. La respuesta habitual era “Sí, sabemos que existe pero no lo vendemos”. ARG. No hay cosa más desesperante. Lo más estupendo es que antes de ir a las tiendas me dediqué a buscar por internet qué chismes había en el mercado disponibles y me presentaba en las tiendas hasta con las marcas y modelos para ponerles las cosas más sencillas, consciente de que no era algo fácil. Tampoco esperaba que lo tuvieran en la tienda para llegar y coger, podía esperar perfectamente a que lo encargaran, pero sólo en un sitio pudieron hacerlo. Y no, no fue el Corte Inglés, sancta sanctorum y lugar donde se obran casi todos los milagros. Fue en una tienda pequeña de puericultura en la que me atendieron fenomenal, dicho sea de paso.

== LAS VISERAS DE BAÑO ==

Como ya os digo, el producto es bastante chungo de conseguir, así que más os vale que si tenéis el mismo problema que yo que no seáis muy marquistas y que vayáis con la mente abierta a la marca. Que os consigan la que puedan.

Básicamente yo sé de la existencia de tres. He tenido en mis manos dos de ellas, pero sé que hay una tercera porque la he visto en alguna página web.

El concepto de las tres es el siguiente. Vienen a ser como una visera de estas que se utilizan en la playa o para jugar al tenis, con una parte que sobresale por la parte de delante que se estrecha conforme se acerca a la nuca. De esta manera al caer el agua sobre la cabeza impide que llegue a los ojos y así los niños no se asustan. Como se ajustan justo por debajo del nacimiento del pelo, no dificulta en absoluto la tarea del lavado, así que resulta muy práctico tanto para los niños como para los mayores.

== LAS MARCAS QUE LO COMERCIALIZAN ==

MOTHERCARE:
La podéis adquirir únicamente en las tiendas de esta marca. Esta la tuve yo en la mano (de hecho la compró mi marido y la devolvimos) y es de esponja. No me terminó de convencer porque al ser de este material, con el agua se termina venciendo, algo que me confirmó mi compañera de trabajo que la tiene. Otra cosa que no me gustó fue que el agujero por el que mete la cabeza es fijo y muy pequeño. Mi hija es ligeramente cabezona y os aseguro que ahí no entraba ni de coña. No es que yo sea una exagerada; lo de que sea cabezona no lo digo yo, lo dicen las estadísticas. Y ahí no entraba. Costaba 6 euros.

OLMITOS:
Esta no he conseguido encontrarla en las tiendas, aunque sé que existe. Tiene muy mala distribución por mi zona, aunque tal vez por la vuestra sea más sencilla de encontrar. Por las fotos me da la sensación de que es la más parecida a las viseras de los adultos convencionales, con una parte ajustable con goma para que no se cuele el agua. Tiene buena pinta. El precio no he conseguido encontrarlo.

FARLIN:
Es la que yo tengo y de la que os voy a hablar a continuación un poco más despacio. En este link encontraréis su página de producto por si os interesa:


== LA VISERA DE BAÑO FARLIN ==

Yo estoy ENCANTADA con la visera de baño. Sólo la he usado un par de veces, pero los gritos se han reducido tan considerablemente que ya la considero una buena compra porque me da la impresión de que son por rutina y que en cuanto se percate de que efectivamente no le cae ni una sola gota como no le cae cesarán por completo. Pasó lo mismo con el secador. Como os he contado, lloraba muchísimo antes. Pero comencé a jugar con ella a asustarnos con él y a secarme el pelo también a mí y progresivamente se redujeron. Con esto vamos por el mismo camino. ¡BIEN!

Compré esta porque no di con la de Olmitos. Me daba igual una que otra, sinceramente. La de Mothercare no me había convencido y ya estaba a punto de tirar la toalla, después de haber visitado la friolera de 7 tiendas de puericultura distintas. Era ya mi última esperanza. Cuando me dijeron “Sí, sabemos que existe, pero no lo tenemos” se me cayó el alma a los pies. Les dije “conozco quienes lo fabrican” me dijeron “ah, pero te lo podemos pedir” vi un rayo de esperanza. Efectivamente, me lo pidieron. Y a los tres días la tenía.

La podía haber pedido por internet. Es una opción por si estáis interesadas, realmente. La puñeta es que es un artículo muy barato y se os lo comerán los gastos de envío. A mí, al final, me vino a salir más o menos por lo mismo. En internet cuesta unos 6 euros y pico que con los los gastos de envío se convertían en unos 12 y a mí me costó 10, pero bueno. Después del esfuerzo de la tienda, no iba a ponerme exquisita. Es que me da la sensación de que Farlin debe tener una mala distribución porque llamé a una de las tiendas donde supuestamente Farlin distribuía y me dijeron que la representante no se pasaba hace un año. Así que no os fiéis demasiado. También podéis comprarlo directamente en la misma web de Farlin.

El chisme está hecho de un material rígido bastante duro plástico. Como no pone en el envoltorio qué es no sé deciros exactamente qué es. Es duro para evitar que el agua a presión lo combe, pero no les hace daño a los críos. En la parte donde se fija al cráneo está más acolchadito y es más grueso. Se sujeta muy bien y no se cuela nada de agua por las juntas, precisamente por ese grosor extra.

Como no todos los niños tienen la cabeza igual, a diferencia del de Mothercare tiene en la parte trasera unos broches ajustables para que les sirva en las diferentes etapas de su crecimiento, algo que está fenomenal.

Otra cosa que está muy bien pensada es que la visera está acanalada, de manera que el agua evacúa de la visera con mayor rapidez y cae enseguida. Así apenas tiene que sostener peso y no se comba con facilidad.

Se vende en dos colores: rosa y azul. Es lo de menos, sinceramente.

== CONCLUSIÓN ==

Tal vez haya quien opine que es bueno que los niños han de acostumbrarse a meter la cabeza debajo del agua a toda costa, no digo yo que no. A mí se me rompe el alma al ver a mi hija con semejante ataque de pánico y con esos sustos. Se supone que el baño tiene que ser un momento gratificante y de relax y sinceramente, últimamente eran de todo menos eso. Con esto estamos consiguiendo aunar higiene y paz… ya meterá la cabeza más adelante, cuando tenga que ser, será. Yo no voy a forzarla porque creo que no es el momento. Esto cumple su función y a mí me saca de un apuro. Mi hija se relaja más y creo que así estoy evitando que tenga una auténtica fobia al agua que me parece que es por el camino por el que íbamos. Así que no me quejo. Ole por Farlin. Sólo sería deseable que no fuera tan condenablemente complicado de encontrar porque lo que me ha costado encontrarlo no es de dios. Que no me gustaría pasar a la historia como “la que encontró la visera de baño”. Que ya es triste.


Visera de baño Farlin

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